Crisis 03

CRISIS UNIVERSAL

por Acuario Káiser

CAPÍTULO III

UN MUNDO AL BORDE DE LA ETERNIDAD

       Dando la espalda a los hombres y mujeres que aguardaban en la habitación, con las manos cruzadas atrás, estaba la oscura figura. Meditaba en su obra: la destrucción del Multiverso, y era buena. Más que buena. Le parecía magnifica.

       —¿Amo? —la voz de Breakout atrajo la atención de la oscura figura que seguía contemplando la multitud de estrellas que llenaban el enorme ventanal—. Debo informarle que el duque Saajar finalmente ha llegado.

       La oscura silueta se volvió y asintió.

       —Hazlo pasar enseguida.

       Un individuo penetró en la habitación haciendo resonar el suelo bajo sus pies. Las miradas de todos los presentes se volcaron sobre Saajar para observarlo. Se trataba de un varón humano, alto, de largos cabellos blancos y edad avanzada. Llevaba puesta una lujosa chaqueta hecha de nanoseda negra con detalles grises, una capa oscura y botas hechas de piel de espigado. Hombre pulcro y de barba y bigote bien recortados, poseía tanto la apostura que correspondía a su rango como la arrogancia propia del poder. Sólo sentía desdén por los débiles, que en su opinión rara vez harían lo que se les ordenara si no se les amenazaba con hacerles padecer sufrimientos o incluso la muerte.

       —¿Cuáles son sus deseos, mi amo? —inquirió Saajar con respeto.

       —Ya te habías tardado bastante en venir —le recriminó Breakout en forma insolente—. Sabes perfectamente que nuestro amo no tolera retrasos. ¿Se puede saber por qué rayos te demoraste tanto?

       Saajar miró con desdén al cyborg.

       —No tengo que responder a tus cuestionamientos, Breakout. Le debo explicaciones sólo a nuestro amo y no aceptaré reclamos de una criatura molesta y patética como tú.

       —Veo que sigues siendo el mismo arrogante de siempre —replicó Breakout burlonamente—. Deberías mostrar un poco de humildad de vez en cuando. Te recuerdo que no estás tratando con esos campesinos ignorantes que gobiernas en Ginups.

       —Y yo te recuerdo que me tienen sin cuidado tus absurdas recomendaciones.

       —¡Silencio los dos! —ordenó la oscura figura—. ¡Me molestan las discusiones sin sentido! Los he llamado a todos porque se ha presentado un evento que me obliga a replantear mi estrategia. Contrario a mis cálculos, una mujer de Celestia está tratando de frenar la destrucción del Multiverso. Esta mujer se llama Calíope y aparentemente su plan consiste en reunir un grupo de campeones provenientes de distintos universos.

       Saajar hizo un gesto despectivo.

       —Un plan que terminará en fracaso si me lo pregunta, amo. No existe un guerrero en todo el Multiverso que represente una amenaza real para nuestros planes.

       —¿Quiere que nos hagamos cargo de esos campeones, amo? —preguntó una voz femenina en medio de las sombras—. Usted sólo tiene que ordenarlo y lo haremos con gusto.

       —Los aplastaremos como si fuesen insectos —dijo otro de los presentes—. Todos los héroes y villanos a los que hemos enfrentado no eran más que un montón de estúpidos. No veo por qué las cosas deberían ser diferentes ahora.

       —Así habla un guerrero que sólo vive para las peleas —comentó Breakout con una sonrisa burlesca—. Es cierto, Zuskaiden, los sujetos a los que has matado eran un conjunto de bravucones con delirios de grandeza, pero parece que están olvidando un pequeño detalle.

       —¿Y cuál es? —inquirió la voz femenina.

       —Que todos estos guerreros fueron escogidos por una mujer que viene del único mundo que se halla en el borde de la eternidad —les recordó la oscura figura—. Nunca debemos subestimar a Calíope y por esa razón dejaremos que ella haga el primer movimiento. La acción de curso más lógica que puede tomar es enviar a sus campeones a detener las olas de antimateria. Manténganse alerta y esperen el momento preciso para actuar. Esos torpes llegaran a ustedes sin que tengan que mover un dedo y entonces les mostraremos que no está bien interferir con el destino.

       Y la oscura figura rió con una risa profunda y desordenada.

       —Comprendo, amo —Saajar hizo una reverencia—. Se hará como usted ordene.

       Celestia.
       Gran Biblioteca

       Una de las uniones más grande de héroes y villanos ocurría en el interior de uno de los salones de la inmensa biblioteca. Calíope sabía del terrible peligro que amenazaba el Multiverso y por eso había reunido a varios de los seres más notables y poderosos en un último intento por salvar a todos los universos de la destrucción. Todo quedó en completo silencio cuando Calíope finalmente apareció acompañada por sus hermanas Clío y Urania. Al final, Fobos decidió hablar para dirigirse a las musas.

       —¿Este es el mundo de Celestia? —preguntó el Khan en voz alta.

       Calíope no se molestó en responder. Tenía cosas muchos más importantes de que hablar como para prestarle demasiada atención al Khan del Terror. La musa era consciente de que Fobos era un ser más interesado en el poder que en salvar al Multiverso, de modo que decidió ignorarlo y comenzar a explicar los motivos por los cuales había reunido a todos en la Gran Biblioteca de Celestia.

       —Por favor, escuchen, ya han perecido más de un millar de universos. Ahora, mientras todavía hablamos, la antimateria crece y se expande con rapidez mientras consume una realidad tras otra. Acaba con todo vestigio de vida y esperanza. Sus mundos sentirán primero la furia de la naturaleza y luego agonizarán. Habrá terremotos, erupciones volcánicas y marejadas que barrerán sus ciudades como si aplastaran ramas secas. Después vendrá el vacío silencioso que recorrerá todos sus mundos y… —su voz parecía a punto de quebrarse—… acabará con todo lo que existe.

       —¿Un millar de universos? —murmuró Bael con incredulidad—. ¿Significa que los que estamos aquí no provenimos del mismo mundo? ¿Qué clase de locura es esta?

       —Sí algo he aprendido a lo largo de mi vida… —comentó Sobek, mientras se volvía sobre su hombro para mirar al Duque del Infierno—… es que todo es posible. Tal vez la idea de múltiples universos parezca una locura, pero, ¿no es la magia y los espíritus cosa de locos para mucha gente?

       —Disculpa, pero no recuerdo haber pedido tu consejo.

       —No es un consejo, es la realidad —dijo Sobek y apartó su mirada de Bael.

       Dash había quedado completamente estupefacto luego de escuchar las palabras de Calíope. Él era uno de los pocos que comprendían demasiado bien lo que significaba la destrucción de un universo. En el pasado había estado inmiscuido en una terrible batalla por el destino de tres universos diferentes y sólo había conseguido sobrevivir por muy poco. Lo que menos deseaba era pasar por una situación similar, pero aparentemente el destino tenía otros planes. El Caballero Dragón sintió como el impenetrable muro que era su confianza empezaba a fracturarse.

       —Espera un momento, Calíope —le interrumpió Casiopea—. Al igual que este Khan con cara de maniático, yo también quiero saber sí de verdad nos encontramos en Celestia, el mundo que según las leyendas se ubica al borde de la eternidad.

       —¿A quién le dices cara de maniático? —le reprochó Fobos de inmediato.

       —¿Acaso ves a otro maniático por aquí cerca? —murmuró Eclipse con una sonrisa burlona—. Digo, yo sé que estamos en medio de un desfile de gente rara, pero nadie más que tú ganarías un concurso de asesinos en serie.

       Los puños de Fobos se iluminaron con la intensidad de un par de flamas púrpuras.

       —Tus comentarios no son graciosos, pero tu existencia sí lo es.

       Eclipse saltó inmediatamente a los brazos de Sailor Golden Star, quien se le quedó mirando con una ceja levantada antes de dejarlo caer al suelo como si fuese un costal de papas rancias. La Sailor guerrera no podía creer que aquel enmascarado fuera tan miedoso y encima descarado.

       —Por favor, necesito que pongan atención —dijo Calíope muy seria—. Los he reunido aquí para ayudarlos a salvar sus mundos, no para que peleen entre sí. Trataré de explicarles todo, pero necesito que todos cooperen.

       Fobos extendió su mano al frente. Su palma se llenó de energía violácea y antes de que alguien pudiera hacer algo, lanzó un rayo de luz en dirección a la musa.

       —No explicarás nada, mujer. Sí de verdad este mundo es Celestia, entonces aquí se halla el máximo poder de la Existencia y me apoderaré de él para convertirme en un dios y regir toda la creación. ¡Apártate o muere!

       —¿Qué estás haciendo? —exclamó Charles horrorizado.

       —¡Oh, no! —gritó Oriana.

       Calíope simplemente levantó un dedo para formar un escudo luminoso en forma de disco que detuvo el ataque sin problema. Fobos estaba impresionado por lo que acaba de ocurrir frente a sus ojos; nadie que conociera podía bloquear uno de sus ataques de esa manera tan sencilla. La musa debía tener más poder del que aparentaba.

       —No harás tal cosa —le advirtió Calíope—. Estás en este mundo por mi voluntad y regresarás a tu universo en el momento en que yo lo desee sin más. Ahora te sugiero que guardes tus poderes para la misión que les aguarda.

       Antes de que Fobos decidiera atacar de nuevo, Charles de Sheringham lo sujetó fuertemente del hombro para llamar su atención. El Khan se volvió hacia el templario con una mirada cargada de ira.

       —¿Estás loco? —le espetó Charles—. Piensa un poco, ¿qué tal si dice la verdad?

       —¡Suéltame, estúpido entrometido! —replicó Fobos.

       Bael se hallaba tan desconcertado que no prestó la menor atención a la violenta discusión entre Charles y Fobos. El Duque del Infierno jamás había imaginado que pudiesen existir otros mundos similares al suyo y mucho menos que hubiera seres con grandes poderes viviendo en esos lugares. Nada de lo que Calíope decía tenia sentido para él. ¿Otros universos? ¿Cómo podía ser eso verdad?

       —Me parece que aún tienes algo que explicar, mujer —dijo el demonio lo suficientemente alto para hacerse oír por encima de las voces de Charles y Bael—. Tal vez para algunos eso que mencionas de los múltiples universos sea algo cotidiano, pero no para todos y creo que debes empezar por dejar las cosas en claro.

       —Sé que esto será algo complicado de entender para todos aquellos no están familiarizados con estas cuestiones —repuso Calíope, mirándolo con tranquilidad—. Lo cierto es que existe un conjunto de múltiples universos posibles comprimidos en lo que todos ustedes llamarían «realidad». Estos universos que conforman el Multiverso son conocidos como universos paralelos o universos alternativos, los cuales existen de una manera más o menos independiente. Deben comprender además que todos estos universos son muy parecidos entre sí y de hecho comparten muchas similitudes, pero también grandes diferencias.

       —Esto es algo un poco difícil de aceptar —insistió el Duque del Infierno—. Si entiendo bien, el mundo de donde Charles, Akinseth y yo hemos venido solamente es uno de los muchos que hay en otros planos existenciales.

       —Has entendido perfectamente, Bael —aprobó Calíope—. De hecho, algunos de ustedes saben bastante bien de lo que estoy hablando, ¿no es así, centinela Kay Namura?

       Todas las miradas se posaron sobre el centinela, quien se mantuvo sereno a pesar de haberse convertido en el nuevo foco de atención de aquel selecto grupo de seres provenientes de los diferentes universos.

       —Exactamente, Calíope —dijo Kay, asintiendo con la cabeza—. Todos los que aquí nos encontramos venimos de diferentes realidades alternativas. Por ejemplo, tanto Ankiseth como Dash pertenecen al Santuario de Atena, pero en diferentes universos y por esa razón ninguno de ellos dos se conoce. Lo que trato de decirles es que, aunque muchas cosas se asemejan en nuestros mundos, en realidad son distintas.

       —¿El Santuario? —repitió Charles incrédulo.

       Ankiseth de Escorpión echó un vistazo hacia donde estaba Dash mientras reflexionaba en las palabras de Kay. «De modo que ese sujeto también pelea por Atena», pensó.

       Casiopea reaccionó con sorpresa.

       —¿Atena dijiste? —murmuró la princesa—. Aguarden un momento, en una ocasión yo también conocí a una joven llamada Saori Kido que aseguraba ser la diosa Atena. Incluso estuve en su Santuario y combatí al lado de los guerreros que la protegían.

       —¿Estuviste en el santuario de Atena? —le preguntó Ankiseth—. Yo vengo de ahí.

       Casiopea se volvió para mirarlo.

       —Sí, pero de seguro no debe ser el mismo que tú conoces. Tal y como han dicho, el Santuario de Atena en el que estuve no debe ser el mismo al que tú perteneces porque se ubican en universos totalmente diferentes. Y ahora que lo pienso, tú armadura es idéntica a la de Milo de Escorpión.

       —¿Qué? ¿En verdad conociste a Milo? —Ankiseth estaba gratamente sorprendido con la noticia—. Bueno, lo que sucede es que ahora yo soy el nuevo Caballero del Escorpión en el Santuario de Atena y ocupo el lugar que le correspondía  a Milo. Por cierto, ¿cuál es tu nombre?

       La princesa le respondió con una leve sonrisa en los labios.

       —Mi nombre es Casiopea.

       Ankiseth la miró a los ojos y le besó la mano.

       —Yo soy Ankiseth y como dije antes, soy un Caballero Dorado.

       —¿Caballero? —inquirió Eclipse, frunciendo una ceja—. Milo era el Santo de Oro del Escorpión, pero supongo que en tu universo les dicen «Caballeros» a los guerreros que luchan por Atena. En fin, Caballeros o Santos, no creo que eso le importe mucho a alguien.

       —Vaya, quien lo diría —murmuró Paul con una sonrisa—. En el mundo donde conocí a Milo también les llamaban «Santos» y no «Caballeros», pero supongo que todo es como dice Kay. Aunque algunas cosas parezcan iguales, lo cierto es que son diferentes debido a pequeñas variaciones en los universos.

       —¿Tú también conociste a Milo? —quiso saber Ankiseth.

       —Sí, al igual que a los demás Santos —contestó Paul—. Estábamos en el mismo bando que luchaba contra los caronianos y sus aliados para proteger la Tierra, pero las cosas se tornaron demasiado difíciles. De hecho, el santuario fue… .

       —¿Y quiénes son esos tales caronios? —le interrumpió Eclipse.

       —Son caronianos, no caronios —le aclaró Paul con sequedad.

       —Da igual —Eclipse se encogió de hombro.

       —Lo que no deja de sorprenderme es que puedan haber tantas similitudes entre universos que son tan distintos —comentó Sobek en tono reflexivo—. Es decir, ¿significa también que pueden existir dobles de nosotros mismos en otras realidades?

       Génesis decidió tomar la palabra para intervenir.

       —La realidad no es algo que ocurra en un solo nivel. Tal y como Calíope mencionó hace un momento, la realidad es un conjunto de universos alternos. El tiempo y el espacio se mezclan de maneras diferentes a través de lo que llamamos multiverso y causan resultados similares. Ahora mismo, mientras hablamos, nuevos mundos se están formando en otros universos.

       —Si, de hecho lo has expresado bien, amiga —convino Kay Namura—. En el universo de donde vengo, yo también conocí a los caballeros de Atena, lo mismo le ocurrió a Dash en su propio mundo y a Paul y a sus compañeros. Sin embargo, los Caballeros que existen en mi realidad son versiones distintas de los que Paul, Casiopea o Ankiseth conocen.

       —Lo mismo podría decirse de las Sailors que yo conozco —dijo Sailor Golden Star.

       —Yo también conocí a las Sailors —aseguró Dash.

       —Igual Eclipse y yo —terció Casiopea.

       —Yo aún recuerdo a Sailor Pluto —murmuró Eclipse sonriendo de oreja a oreja.

       —¿Las Sailors Senshi? —Oriana miró con perplejidad a Casiopea y Eclipse—. ¿También existen Sailors en sus mundos? Lamento intervenir así, pero es que, bueno, cuando fui Amber Spectrum, yo luché al lado de unas guerreras que se hacían llamar Outer Senshi… . 

       Casiopea la miraba con el ceño fruncido.

       —Sí, conocimos a las Outer Senshi e incluso combatimos junto a ellas, pero me temo que no sé quién eres tú. ¿Tú nombre es Amber Spectrum?

       —Ya no, ahora soy simplemente Oriana Nárvaez —repuso la joven algo insegura—. Les confieso que estoy un poco confundida porque no conozco a nadie de aquí. No tenía idea de que pudieran haber tantas coincidencias entre distintos universos, pero ahora veo que esto es más complejo de lo que podría parecer en un principio.

       —Ya te acostumbrarás a estas ondas cósmicas —le dijo Eclipse.

       Fobos miraba con expresión distante a todos los demás. Parecía como si nada de lo que se hablaba le importara en lo más mínimo, pero era todo lo contrario. Estaba realmente interesado en saber más sobre las personas que Calíope había reunido. El Khan del Terror no conocía a nadie fuera de Casiopea y Eclipse, pero desde su llegada a la biblioteca había comenzado a pasear sus ojos por los rostros de los presentes tratando de medir sus fuerzas y capacidades. No temía a Zafet o a Charles, pero le inquietaba el hecho de que Cort se asemejara físicamente a Son Gokuh, el saiya-jin con el que había luchado alguna vez en el pasado y cuyos poderes eran legendarios.

       «La mayoría de los sujetos que Calíope trajo tienen auras luminosas», pensó Fobos con desprecio, pero se permitió esbozar una imperceptible sonrisa cuando contempló a Bael, Oriana y Génesis. «Pero afortunadamente también hay personas cuyo interior resuena como una nube de tormenta a punto de estallar. Bael, Oriana y la chica del cabello negro tienen el don de la furia y eso me puede ser de utilidad en algún momento». 

       —Creo que comienzo a entender todo —murmuró Shoryuki en voz baja para que sólo sus compañeros la escucharan—. Esa Sailor que habló debe pertenecer a un universo distinto al nuestro y por eso nunca la habíamos visto antes.

       —Elemental, mi querida amiga —bromeó Shiryu.

       Ryu miró a Dash con el rabillo del ojo en forma discreta. Finalmente todas las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar en su lugar. El poder que sentía dentro de Dash quizá no era laEsencia del Dragón después de todo, pero no podía estar completamente seguro por una razón importante: La posibilidad de que Dash fuera un Guerrero Dragón en el universo alternativo del cual provenía. Sonaba un poco descabellado, pero no podía descartar la idea ahora que sabía de la existencia de universos paralelos.

       —Ahora todo está perfectamente claro —murmuró Eclipse mirando a ambos costados con recelo—. Pero lo que todavía no se ha revelado es quiénes de todos los aquí presentes vienen del… —hizo una pausa y bajó la cabeza entre los hombros mientras entornaba la mirada—… «universo maligno»

       Génesis, con los brazos cruzados, arqueó una ceja sin comprender de qué hablaba el enmascarado. Oriana y Sailor Golden Star se miraron mutuamente, mostrando una expresión de total desconcierto. Bael ni siquiera le puso atención ya que en aquel momento estaba demasiado interesado en lo que Calíope pudiera decir que en los demás.

       —No de nuevo, por favor —se quejó Casiopea, algo apenada—. Te he dicho que eso del universo maligno no existe. Es sólo un cuento para niño.

       —Claro que existe en alguna parte —aseguró Eclipse—. Es un universo poblado por gemelos malvados que nos destruirán si lo permitimos. Y lo peor de todo es que alguien de aquí podría venir de ese lugar del mal.

       Casiopea sentía deseos de que se la tragara la tierra.

       —Eclipse, te dije que no hay universos malignos, como tampoco los gemelos malvados o las esponjas de mar.

       Shiryu se acercó un poco a Ryu para susurrarle en voz baja.

       —Ese tipo sí que está completamente loco —murmuró Shiryu con una risita.

       El Guerrero Dragón del Aire sonrió con complicidad al escuchar aquello y mostró su conformidad con un movimiento casi imperceptible de cabeza. Shoryuki, en tanto, observó que Maurus, el hechicero de Kairons, volvía la cabeza hacia donde estaba Calíope para hablarle.

       —Tu historia es muy interesante, pero ya es hora de que nos digas porqué los universos están siendo destruidos y qué podemos hacer nosotros para evitarlo. 

       —A pesar de mis habilidades yo no puedo intervenir para impedir la destrucción —repuso Calíope con un tono de voz tranquilo—. Es por eso que el destino de millones de vidas descansa en sus manos. Sí no logran hacerlo, nada impedirá que el Multiverso colapse.

       —¿Y por qué nos elegiste a nosotros? —preguntó Oriana—. Hay otros con mayores poderes.

       —No me convence —dijo Sobek—. Toda esta historia suena a mentira.

       Dina negó con la cabeza.

       —Tal vez eso te parezca, pero yo sé reconocer cuando alguien dice la verdad.

       —Ataquemos todos y apoderémonos de este lugar —propuso Fobos—. Ni siquiera esa mujer podrá vencernos a todos.

       —¡No! Sí Kairons peligra, yo ya tomé mi decisión —dijo Nadia Zeta.

       —También yo le creo —murmuró el hechicero Maurus con voz serena—. Estoy seguro que la situación disgusta a muchos, pero lo mejor será escuchar lo que Calíope tiene que decirnos.

       «Este lugar me resulta un tanto familiar, pero no sé la razón», pensó Génesis mientras desviaba su atención hacia uno de los muchos bustos tallado en roca que había por ahí. La cazadora examinó el rostro de la escultura, fascinada por lo bien hecha que estaba. «Me gustaría saber qué clase de mundo es este y cómo es que Calíope supo de mi existencia».

       Génesis continuó examinando el salón mientras los demás hablaban y debatían entre sí. Las llamas verdes que ardían sobre las antorchas despedían una luz esmeralda que mostraba una cantidad indeterminada de libreros a donde quiera que mirara. El techo era abovedado y estaba muy alto. Por unos momento, Génesis tuvo el deseo de tomar alguno de los muchos libros para hojearlo y saber qué contenían, pero luego se la pensó mejor y prefirió no hacerlo, al menos no por el momento.

       En ese momento, Dina Kaihoshin sacó de entre sus ropas un megáfono para amplificar su voz y comenzó a predicar en pos de la unidad y la paz. Las palabras de Dina inundaron toda la habitación.

       —Ya no peleen, digan no a la violencia ¡Sean todos felices y amables los unos con los otros!

       —Vaya, no tenía idea de que había un circo por aquí —dijo Paul en forma por demás sarcástica y burlona—. ¿Alguien podría decirles a la payasa que su número es bastante patético? Digo, he visto cosas ridículas, pero esto se lleva el premio mayor.

       A Dina le podían decir muchas cosas y rara vez llegaba a molestarse, pero no toleraba que alguien se burlara de su indumentario o de su forma de ser. Y mucho menos que lo hiciera un desconocido con aires de petulante. La Kaioshin usó su magia para hacer crecer el tamaño de su megáfono y luego lo apuntó en dirección al guardián de plata que seguía riendo con sorna.

       —¡¡NO SOY UNA PAYASA!!

       El sonido había sido tan potente como un vendaval huracanado. No sólo le borró la sonrisa del rostro a Paul, sino que lo arrastró por el suelo junto con Eclipse, haciéndolos salir despedido por los aires hasta estrellarse contra una pared. Un segundo después, Paul se irguió dispuesto a desquitarse.

       —Te crees muy graciosa, ¿eh?

       Paul dio un paso al frente, y levantó una mano, pero se detuvo cuando Cort apareció en su camino empleando su súper velocidad.

       —Basta, ya fue suficiente —le dijo el saiya-jin con firmeza.

       —¿Qué dices? —preguntó Paul.

       Cort volvió a mover la boca y pronunció las mismas palabras, pero el guardián de plata no escuchó ningún sonido. Todo a su alrededor era como una película muda. Entonces Paul cayó en cuenta que la sordera y el aturdimiento se debían al grito de Dina.

       —¡No puedo oír nada!

       —¿Qué dijiste de mi madre? —le respondió Eclipse luego de levantarse.

       Para satisfacción de Charles de Sheringham, la conversación entre Calíope y los demás le había ayudado a disipar la mayoría de sus dudas. No obstante, aún sentía un poco de curiosidad por saber qué clase de mundo era Celestia y porqué Fobos se había mostrado tan ansioso por averiguar si de verdad estaban o no en ese mundo. 

       —¿Y en que mundo nos encontramos exactamente? —inquirió el Templario—. ¿Alguien lo sabe?

       —Pero que tonto eres, humano —se mofó Fobos, que permanecía cruzado de brazos—. Puedo darme cuenta que jamás has escuchado hablar de Celestia o de los seres que lo habitan. El lugar en el que nos encontramos es la Gran Biblioteca y aquí se hallan todos los conocimiento de cualquier universo o época.

       —¿Qué estás diciendo? —Charles frunció el entrecejo y luego dirigió su mirada un instante hacia donde estaban los inmensos libreros—. No puedo creer que exista un lugar como el que describes. ¿Significa que incluso la historia de cada uno de nosotros… .

       —Sí, así es —respondió Fobos con un asentimiento—. La historia de todos los seres que habitan en el Multiverso se halla en alguna parte de este lugar, pero eso no es lo más importante. En este mundo existe un poder incomparable, un poder que permite construir, destruir; viajar hacia delante o hacia atrás en el tiempo. —Una llama de ambición brilló en los ojos del Khan y añadió en voz baja—: Incluso recrear el Multiverso sería juego de niños con un poder tan grandioso.

       El ceño de Bael se ensombreció. Ante los ojos de su mente y de su aura el Khan constituía un horizonte de oscuridad bajo el cual no parecía haber nada más. Era como un agujero negro que enturbiaba el ambiente con sus tinieblas y al mismo tiempo entorpecía la percepción del Duque del Infierno en una manera que le resultaba por demás extraña. Ahora no tenía la menor duda. La presencia de Fobos constituía un elemento caótico que podía alterar el destino de todos para bien o para mal.

       —Así que este mundo es llamado Celestia —murmuró Cort—. Me preguntó si existe un lugar como este en mi propio universo.

       —Me temo que eso es imposible —intervino Casiopea, lo cual provocó que Kay Namura, Génesis, Ryu, Oriana, Ankiseth y Bael le prestaran atención—. Se dice que Celestia es uno de los pocos mundos cuya existencia es única en todo el Multiverso y esto sucede porque se encuentra en un sitio totalmente apartado tanto del tiempo como del espacio. Es por eso que en el lugar de donde vengo se le conoce como el mundo al borde de la eternidad.

       —Parece que sabes bastante sobre este lugar —señaló Bael al tiempo que miraba de reojo a Fobos—. ¿Acaso tú o Fobos habían estado antes en este mundo?

       Casiopea meneó la cabeza.

       —No, jamás. Las leyendas de Celestia y sus habitantes llegaron a mi pueblo desde hace muchas generaciones, pero nunca creí que lo conocería en persona y les confieso que todavía me cuesta trabajo creer que este aquí. Es algo… inesperado. 

       —Fascinante —musitó Bael mientras se acariciaba la barbilla.

       Entretanto, mientras los guerreros continuaban discutiendo sobre qué hacer, Clío estaba comenzando a hartarse de aquella situación. Sí hubiera dependido de ella, probablemente hubiera expulsado a todos de Celestia y habría dejado que se las arreglaran solos. Mientras todos seguían hablando, se aproximó a su hermana y le puso una mano en el hombro para hablarle al oído.

       —Te lo dije, Calíope, estos mortales son incorregibles. ¿Por qué no mejor los regresas a sus respectivos mundos y que luchen como puedan?

       —Yo estoy de acuerdo —convino Urania bastante enfadada—. Todavía que te tomas tantas molestias con ellos, se atreven a poner en duda tu palabra. Creo que merecen que los echemos de nuestro mundo.

       —Tranquilas, hermanas, por favor —les calmó Calíope—. Necesitaré su ayuda para manejar a estos mortales. Antes de partir, ustedes me ofrecieron ayudarme y ahora les pido que no se desesperen.

       —De acuerdo, te ayudaremos con ellos —aceptó Urania no muy convencida. Pese a que no le simpatizaban los mortales, la musa de la astronomía estaba dispuesta a apoyar a su hermana. Sin esperar un momento más, dejó el balcón y caminó hacia el vacío donde comenzó a flotar al tiempo que decía—: Escuchen, mortales, Calíope los eligió luego de probarlos a ustedes y otros más. Nosotras tres comparamos sus habilidades y decidimos que ustedes conformarán la fuerza inicial. Si es necesario, reuniremos a otros cuando se les requiera.

       —¿Por qué discuten tanto? —les preguntó Clío—. Ayúdenos a salvar el Multiverso.

       —¿Qué debemos hacer? —inquirió a su vez Cort.

       —Lo primero será detener las oleadas de antimateria antes de que sus universos sean afectados —repuso Urania, alzando una mano para formar la imagen de un planeta Tierra que era destruida por la antimateria. Los héroes y los villanos guardaron silencio mientras la musa hablaba—. Hace poco descubrimos algo que puede resultar útil. Han ocurrido elevadas concentraciones de energía en cuatro planetas ubicados en diferentes universos y los momentos en que se producen estas manifestaciones de energía coinciden con los instantes en que nuevas olas de antimateria invaden y consumen otros universos. 

       —Eso es algo bastante sospechoso si me lo preguntan —comentó Kay Namura bastante intrigado por aquella revelación—. ¿Qué más pueden decirnos sobres esos cuatro planetas? ¿Existe otra similitud entre ellos?

       —Lo lamento, centinela —respondió Calíope—, pero ya hemos perdido tiempo valioso en explicaciones. Deberán descubrir lo demás por ustedes mismos porque no nos está permitido involucrarnos demasiado. En esos mundos encontrarán las claves que necesitan para evitar la destrucción de sus universos y salvar a millones de mundos.

       —¿Qué están diciendo? —preguntó Shiryu bruscamente—. Deberían decirnos todo de una vez.

       —Lo sabrán en su momento —dijo Clío con serenidad—. No apresures el paso de la historia, Guerrero Dragón del Mar. La verdad de los hechos será revelada en su justo momento, cuando las circunstancias lo permitan y la amenaza al Multiverso haya sido contenida.

       Kay Namura se acercó un poco más para observar con mayor atención la imagen del planeta Tierra que estaba siendo despedazado. En todos su años como centinela jamás había visto algo parecido y por un instante sintió pena por los habitantes de aquel mundo consumido por la antimateria. Estaba seguro de que las musas no les habían dicho todo sobre lo que estaba ocurriendo, pero también tenían razón en apresurarlos. Con cada minuto que pasaban ahí hablando, millones o quizá billones de seres inocentes estaban en riesgo de morir. Primero debían detener la hecatombe y más tarde averiguarían las razones que habían provocado tal devastación.

       —Bien, ayudaremos y así sabremos la verdad de todo esto. Ese flujo de energía del que hablas no debe ser algo natural, así que empezaremos por ahí.

       —Deben tener mucho cuidado —Calíope comenzó a levitar en el aire hasta colocarse a un lado de su hermana—. Detengan las oleadas de antimateria y así lograrán salvar a sus mundos de la destrucción.

       —Aguarda un momento —exclamó Fobos—. ¿A dónde nos enviarás?

       Pero no hubo más respuestas. La luz irradió de la musa, engullendo a todos en su infinito resplandor. En un momento se encontraban en la Gran Biblioteca de Celestia y de pronto se marcharon, separándose y viajando a lo largo del tiempo y el espacio.

       Continuará… .

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